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DFMAS | Balloon Latam eleva su negocio: Sandro Solari y hermanos Kaufmann entran como inversionistas y crean company builder

En noviembre de 2022 la empresa B Balloon Latam, tras un levantamiento de capital de $ 1.627 millones, sumó como inversionistas a Sandro Solari, los hermanos Melanie Kaufmann y Lionel Kaufmann, y la familia Izquierdo (inversiones Marchigüe). “Estoy seguro de que este es el camino para reducir las brechas esenciales de bienestar de las personas que habitan los territorios”, señala Sandro Solari.

“Conocí a Sebastián en el 3xi, me pareció una persona llena de vida y con sentido de propósito, un empresario dialogante y comprometido en el emprendimiento rural. Al ver su trabajo en terreno, coincidimos en que estamos viviendo un momento histórico de mucha división y desconfianza que está afectando, principalmente, a las comunidades más lejanas y abandonadas de nuestro país”,

Así lo dice Sandro Solari, empresario, quien desde noviembre del 2022 es socio de Balloon Latam y miembro del directorio. Se sumó a la empresa B tras un levantamiento de capital de $ 1.627 millones, ronda en la que también participaron los hermanos Melanie y Lionel Kaufmann e integrantes de la familia Izquierdo. ¿Qué los cautivó? Esta es la historia.

El correo equivocado

La primera vez que Sebastián Salinas (35), ingeniero comercial de la UAI, trabajó en un tema rural fue en 2010. Ocurrió en el Liceo Piedra Azul de Puerto Montt en un programa de emprendimiento de Endeavor.

Cuatro años después recibió un correo por error, era para un profesor del que él era ayudante, que tenía su mismo nombre. Más allá de la anécdota, gracias a la equivocación viajó a Galvarino, al programa Artesanías con sentido, de la fundación Mustakis.

En la instancia aplicó algo que había aprendido en clases, el modelo de negocios Canvas, fundado por el suizo Alex Osterwalder, que se basa en la creación de métodos innovadores a través de cuatro áreas: los clientes, la oferta, la infraestructura y la viabilidad económica.

Salinas le escribió por LinkedIn al suizo, contándole que su método tenía una adaptación social que no se estaba utilizando. Pensó que jamás le respondería, pero le contestó: “Tu historia es increíble, usando el modelo y cómo lo adaptaste. ¿Por qué no la cuentas en mi blog?”.

El relato que escribió luego Salinas fue leído por personas de todas partes del mundo. Varios lo contactaron. Y uno de ellos, un inglés cuya madre tenía un orfanato en Kenya, fue clave: lo invitó a plasmar su experiencia ahí y ayudar a quienes salen del orfanato a potenciar sus herramientas para encontrar trabajo. Salinas viajó a Kenya por un mes, vivió en la ciudad de Nakuru.

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“Me cambió la vida”, confiesa. Y pensó: “Yo estaría dispuesto a pagar para vivir una experiencia de este tipo, ¿por qué no vendo este tipo de experiencias para formar líderes sociales a través del desarrollo de proyectos en una comunidad?”

Así creó Balloon International, un programa -filial de EmpreDiem, otra empresa B que había armado pocos años antes-, para trabajar en proyectos rurales. Con Balloon, las personas pagarían por trabajar en una comunidad, y un porcentaje de esos recursos se invertiría en los mejores proyectos.

El «no» de 14 fondos

“No, no, no”, les dijeron muchas veces. La partida de Balloon no fue fácil. De entrada, 14 fondos de Chile le negaron el capital a Salinas. Consideraron que la iniciativa era incipiente, mientras que otros cuestionaban la forma en que se gastaba el dinero. Pero el emprendedor no se rindió. Con el poco apoyo que consiguió, en 2012 armó un piloto en Huilo Huilo. Al año siguiente probó en Lonquimay, Malalcahuello, instancia en la que vino un español, un colombiano y dos chilenos: trabajaron durante seis semanas en 60 proyectos locales. Cada uno pagaba entre US$ 2 mil y US$ 3 mil. En 2014 recibió su primer fondo Corfo.

Tres años después tocó la puerta del fondo FIS Ameris. “Nos dijeron, ‘no calzas con el fondo, pero podermos mandar tu deck a nuestros inversionistas’”, recuerda. Fue ahí cuando conocieron a Marchigüe, fondo ligado a la familia Izquierdo, desde donde les aconsejaron dar vida propia a Balloon, separarlo de EmpreDiem y constituirse como empresa independiente. Tras la movida invertirían $ 380 millones por el 10% de la empresa. Y lo hicieron.

Los $1.627 millones por el 12% y el lab

Con un crecimiento de 30% anual y nuevos proyectos en la cabeza, el fundador de la empresa de impacto social estructuró una nueva ronda de capital. A diferencia de la primera inversión -donde valorizaron la compañía utilizando como referente cuánto dinero se le ahorra al Estado-, esta vez utilizaron un método más tradicional basado en activos, crecimiento y gastos.

A fines del año pasado, en noviembre, levantaron $ 1.627 millones de dólares por el 12% de la empresa, con inversionistas como Sandro Solari, Qupalco (fondo ligado a Lionel y Melanie Kauffman) y una nueva inversión de Marchigüe. $ 1.200 millones fueron por acciones de la compañía y el resto corresponde a deuda tomada con el fondo FIS Ameris. El directorio lo componen de esta manera, Solari, Melanie Kaufmann, además de Alejandro Horman, José Tomás Edwards (en representación de Marchigüe), Eugenio García -quien fue director creativo del “No”- y Soledad Ferrer, ex directora de América Solidaria.

Con el capital de su reciente ronda, uno de los principales proyectos a financiar es el Balloon Lab, company builder liderado por Cristóbal Escalona y que ya tiene tres proyectos en camino: un fondo de desarrollo rural que busca prestarle dinero (entre $ 1 millón y $ 10 millones) a emprendedores rurales a una tasa de UF + 0.3%, el cual tuvo una tasa de incobrabilidad del 4%. Éste fue desplegado por la Fundación Avina y la fundación Conciencia y Vida. Actualmente están levantando un segundo fondo de $ 1.000 millones.

El segundo proyecto se dedica a los nano bosques. “Tenemos 1.800 proyectos locales en la Araucanía, muchos de ellos relacionados a la tierra, entonces lo que estamos haciendo es entrar en la industria de los bonos de carbono sumando a todos estos emprendedores con sus tierras”, afirma Salinas.

La tercera iniciativa se llama Cleo y prepara la gestión de riesgo en desastres naturales a los que están expuestas las comunidades rurales. Esto involucra los documentos de investigación, amenazas a los que están expuestos y la preparación social frente a éstos.

El sueño, confiesa Salinas, es convertirse en algo similar al Grameen Bank, creado por el Nobel de la Paz bangladesí Muhammad Yunus, padre de los microcréditos. También tienen como referentes a la ONG Brac, basada en Bangladesh.

Instalado en Cunco

Chile es un país rural, donde 263 de las 346 comunas son rurales, representando un 83% del territorio. Salinas refuerza este dato durante la conversación, y reitera la importancia de trabajar con las comunidades. Por ello, y para que no quede sólo en el discurso, desde hace siete años viaja todos los meses a la Región de la Araucanía. Y por ello fue que este año decidió instalarse a vivir en la comuna de Cunco. Es director de 3xi y dice que tiene una relación profunda con la región. Trabajan en casi todas las 32 comunas y también en la provincia de Arauco, donde su mecanismo de generación de confianza ha sido el palín, deporte mapuche que practica hace cinco años.

Ha conocido un sinfín de emprendedores rurales -comenta Salinas-, “que quizás no son el NotCo, Algramo o Karün (es muy amigo de Moller y Kimber), pero es gente que tenemos que visibilizar”. Este año hicieron un concurso llamado Innovadores invisibles, donde participaron más de dos mil proyectos, entre ellos, un emprendedor al que el campo le quedó lleno de ceniza cuando el volcán Calbuco hizo erupción. Ante esta limitante, creó ladrillos de piedra volcánica y hoy construye quinchos con dicho material.

Fueron todas estas historias, además del trabajo de Salinas y su equipo, lo que cautivó a sus recientes inversionistas. Sobre todo, su trabajo con las comunidades más lejanas y abandonadas, como señalaba Sandro Solari, quien concluye: “Es urgente apoyarlas para que sean las protagonistas de su propio desarrollo. Balloon las acompaña instalando competencias emprendedoras y generando una visión compartida de desarrollo territorial a través de la participación efectiva. Estoy seguro de que este es el camino para reducir las brechas esenciales de bienestar de las personas que habitan los territorios. Me siento orgulloso y comprometido con este propósito”.